La guía definitiva para enseñar yoga al aire libre
A medida que los días se alargan y el sol brilla con más intensidad, es el momento perfecto para llevar tu práctica de yoga al aire libre. Enseñar en contacto con el aire fresco puede llenar de energía a tus alumnos, fortalecer tu comunidad y añadir una dimensión completamente nueva a tus clases.

Si estás pensando en ofrecer clases de yoga al aire libre pero no sabes por dónde empezar, esta guía es para ti. Aquí cubriremos los pasos clave para la planificación, la comunicación con tus alumnos y la configuración de todo de forma fluida con Momoyoga.
Paso 1: La comunicación lo es todo
Encuentra el lugar adecuado
La ubicación marca el tono. Azoteas, jardines, parques locales, patios o incluso estacionamientos en desuso pueden convertirse en espacios de práctica inspiradores. Al elegir el lugar, ten en cuenta:
- La accesibilidad para tus alumnos
- El nivel de ruido y las distracciones
- La sombra, la exposición al sol y el tipo de superficie (césped, cemento, madera, etc.)
Consejo: Revisa las normativas y permisos locales. Algunas ciudades requieren autorización para realizar actividades grupales en espacios públicos.
Comparte los detalles
Una vez elegido el lugar, informa a tus yoguis sobre:
- El horario y la ubicación de la clase (añádelo en el campo «Ubicación» de Momoyoga).
- Qué deben traer (por ejemplo: esterilla, manta, agua, protector solar o capas más abrigadas para la savasana).
- Cualquier nota especial sobre el entorno (por ejemplo: «suelo de césped — trae una segunda esterilla para mayor soporte»).
Si tus planes cambian a último momento debido al clima o a la disponibilidad del lugar, avisa rápidamente a tus yoguis. Herramientas como WhatsApp o el uso compartido de ubicación en tiempo real lo hacen sencillo.
Las clases al aire libre suelen tener capacidad limitada. Con la función de lista de espera de Momoyoga, puedes asegurarte de que no se desperdicie ninguna plaza. Si alguien cancela, el siguiente yogui en la lista recibe una notificación automática y puede reservar el lugar disponible.
La función de lista de espera solo está disponible en los planes de pago de Momoyoga.
Paso 2: Crear una experiencia segura y cómoda
Los espacios al aire libre se sienten naturalmente frescos, pero los pequeños detalles importan:
- Decide si los alumnos deben traer sus propios accesorios o si proporcionarás material compartido.
- Anima a venir “listos para practicar” para evitar la necesidad de vestuarios.
El espacio importa
Incluso sin restricciones, los alumnos agradecen tener espacio para moverse y respirar. Coloca las esterillas con una separación generosa para evitar que se superpongan y utiliza conos, tiza o marcadores si es necesario.
Ajustes: ¿sí o no?
A algunos yoguis les encantan los ajustes manuales; otros prefieren indicaciones verbales. Considera:
- Usar tarjetas (por ejemplo: «De acuerdo con el contacto» / «Sin ajustes») que los alumnos puedan girar antes de la clase.
- Mejorar tus indicaciones verbales para apoyar a quienes prefieren más espacio.
Consejo: Puedes comunicar tu estilo de enseñanza y la atmósfera que deseas crear directamente en la descripción de la clase en Momoyoga, para que los alumnos sepan qué esperar antes de llegar.
Paso 3: Afrontar los desafíos del exterior
Distracciones
Desde transeúntes curiosos hasta perros ladrando, el yoga al aire libre puede ser animado. En lugar de ignorar las distracciones, reconócelas con ligereza y vuelve a centrar al grupo. El humor y la presencia marcan la diferencia.
Superficie irregular
Practicar sobre césped o superficies duras puede ser complicado. Anima a los alumnos a traer mantas o esterillas adicionales. Si el equilibrio se tambalea, ¡acéptalo! Úsalo como una oportunidad para explorar la estabilidad y la conciencia corporal.
Sorpresas del clima
Ten un plan alternativo:
- Reprogramar en interior si es posible.
- Ofrecer una opción de clase en línea como respaldo.
- Confirmar la clase con tus estudiantes unas horas antes.
Consejo: Con Momoyoga, puedes proporcionar con antelación un enlace de Zoom a tus alumnos. Así, si la clase al aire libre no es posible, puedes cambiarla rápidamente a modalidad online y avisar a tus alumnos con suficiente antelación.
Reflexiones finales
El yoga al aire libre es una oportunidad para conectar con la naturaleza, con tus estudiantes y con tu enseñanza de nuevas formas. Con un poco de planificación, flexibilidad y comunicación clara, tus clases pueden convertirse en uno de los momentos más destacados de la temporada.
Momoyoga facilita la gestión de horarios, reservas, pagos y comunicación, para que puedas centrarte en lo más importante: compartir yoga.
Respira profundamente, sal al exterior y deja que tu práctica florezca bajo el cielo abierto.
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